Se inició la combustión de todas aquellas canciones que cantamos juntos. La marcha atrás sin puntos ni comas ni pausas posibles que demoren la llegada de algún que otro beso. Ya no hay vuelta atrás en el motor de explosión que se ha convertido este espacio que nos separa. Deja que convierta en carburante los versos perdidos de los grupos invisibles; ¿qué pensarían ellos si nos vieran aquí? Colgados de sus letras como dos náufragos unidos en el cruce de dos corrientes. Y estalla sin control, una vez prendida la llama no hay salvación posible, ahora solo queda esperar… y querernos como nunca.