Yo era la chica de la mirada inolvidable y tú el chico del amor intermitente. A lo mejor por eso se ha hecho imposible olvidar los retazos de un cariño que aún hoy nos hace temblar al cruce ilegal de sonrisas condenadas a muerte.
Y es que tu mirada era tan inolvidable y tu amor tan especial que ni la rutina logra esconder que seguimos aferrados a aquella tarde en la que nos comimos las ganas de volver a querernos.