Dicen que cada uno brilla con luz propia, así que somos fluorescentes. Pero a mi se me han acabado las pilas y no encuentro el repuesto. Puedo sacarme el corazón, por si el neón que lo rodea todavía tiene fuerzas, pero tanto miedo tengo de encontrarlo fundido que me niego a comprobarlo.
También me dijeron que no importa el envoltorio, que somos por dentro más valiosos que cualquier piedra preciosa. Curioso símil, más perdí mi costumbre de romper espejos porque prefería siete años de desgracia antes que aceptarme.
Recuerdo que me contaron muchas cosas y que guardaron mi sonrisa en la colección. Porque gustaban las cosas diferentes, evadirte de las normas. ¿Los fluorescentes de colores verdad? Me convenciste de no seguir la moda, aprender a ser guay con tu talento. Inventarte tu propio estilo Ahora es cuando guiñan el ojo y te deslumbran con una sonrisa.
Pero no me gusta esa luz, no es el brillo de los fluorescentes que me prometes.
¿Se te ha olvidado decirme que no está bien mentir o solo te da vergüenza contradecirte?
