Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

sábado, 16 de mayo de 2009

Inopia

Malditos acontecimientos que se precipitan sin avisar. ¿No os dais cuenta de que me estáis arruinando la vida? No podíais quedaros en vuestro sitio sin moveros. Era necesario darle una vuelta a mi mundo que nadie había pedido. Tengo ganas de asomarme a la ventana y gritar; y que todos me oigan. Sobre todo tú. Obligarte a esnifar los 19 gramos que tanto daño me han hecho, forzarte a probar todas y cada una de tus palabras que me hacen sufrir; suplantando cada uno de sus significados a mi antojo para imaginarme que me quieres. Malditas coincidencias, perversos hechos, malévolos sucesos. Ahora que mi vida había tomado un rumbo os empeñáis en hundirla en la inopia. Lo daría todo antes que perderte; accedería a ser una simple amiga si de ello dependiera que te quedaras conmigo. Nadie se da cuenta que viviré mirando al suelo, esperando encontrar tu rostro reflejado en los charcos; pateando latas con la secreta esperanza que caigan a tus pies; doblando las esquinas lentamente por si estas ahí apoyado en una omnipotente casualidad. Pero los charcos solo reflejan las nubes grises que me acompañan eternamente; las latas rebotan contra las paredes y ruedan sin rumbo fijo. Las esquinas están vacías y no hay ni rastro de tu presencia. Por los pasillos se puede oír tu ausencia como si de una monótona melodía sin fin se tratara. No quiero perderte y no se como hacértelo advertir. Me siento enferma viviendo esta locura. Quiero olvidarte y ni siquiera tengo fuerzas para mirarte por última vez a los ojos y confesarte que te quiero. Estúpida ilusión que con tanta satisfacción disfrutas de mi desconcierto. Espero que te lo estés pasando bien porque dentro de poco va a terminarse todo. Tal vez me lo merezca por cobarde, tal vez me lo merezca por ilusa. O tal vez, simplemente no me merezco tenerte.

Enchufados a Ene