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jueves, 30 de abril de 2009

50 días

Los trozos de cristal se desparraman a mi alrededor a cámara lenta. Me sangran los nudillos por el golpe y un fragmento se ha clavado en mi antebrazo lastimándome. Nunca seré la chica que tú buscas. Mi disfraz se ha fundido con mi piel creando una estúpida falsa que no sabe donde meterse. Me sorprendo a mi misma contando los días que me quedan de tortura: 50 días. Que poco parece. Dentro de 50 días no volverás a saber nada de mí. Luego vendrán los tres meses del verano. Suficientes para atraparte y enterrarte en lo más profundo de mi mente. Para cuando llegue Septiembre, y nuestras miradas vuelvan a encontrarse en un fugaz indicio de complicidad, mi corazón no saltará por los aires ni mi cerebro se bloqueará impidiéndome cualquier movimiento. Seremos dos desconocidos otra vez, lo que nunca deberíamos haber dejado de ser. Me sumo en estas cavilaciones sentada en el fresco suelo de mi cuarto. El sol pretende introducir algo de luz en ella y así, aclararme las ideas. Pero cualquier esfuerzo es inútil. Recojo uno de los pedazos y me miro en él. ¿A quién quiero engañar? Ya no soy la misma que era antes. Todos hablan de que lo importante es el interior pero sabemos que no es verdad. Y eso me duele, me desgarra ¿Por qué son así las cosas? Dicen que cada uno tiene un talento especial y yo daría todo lo que hay en este blog por ti. Por ser la chica de tus sueños. ¿Cómo he podido caer tan bajo? Creía que mi orgullo era lo único que me quedaba y parece ser que ya ni eso. Y el rescate a pagar por mi soberbia, amordazada en una silla con un cuchillo al cuello, es demasiado alto para mi frágil mente. Yo ya me he perdido. Me perdí con tus primeras palabras. No puedo ni encontrarme en el trozo de cristal en el que me observo detenidamente. Refleja lo que hay detrás de mí, me atraviesa. En ese minúsculo retazo de material puedo ver personas que se están preocupando por mi, que están atentas a cada uno de mis movimientos para no dejarme caer. Pero yo, ciega de mi, los ignoro. Por ti me he alejado de los que me quieren. Dentro de 50 días me lamentaré de haberlo hecho. 50 días... y mañana serán 49. Solo debo tener paciencia, pronto no serás más que un vago recuerdo que me hizo sufrir. Solo 50 malditos días que van a ser los más largos de mi vida.

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