Te hice poesía para no perderte nunca

Tormenta de metáforas, y empacho de sinestesias las que huelen tus caricias o escuchan besos. Avalancha de prosopopeyas para que esas pupilas buceen entre el interminable grisverdeazul de tus ojos. Aliteraciones susurrantes salidas del silencio sepulcral; retruécanos son tus palabras y tus palabras son retruécanos. Polisindetones sin sones, ni lamentos ni suspiros ni arrepentimientos. Hiperbatón que a mirar la noche me invita, voy a chutarme un asíndeton para saltarme los nexos y llegar antes a tus labios. Y en el absurdo oxímoron de la soledad acompañada y la luz oscura, recurriré a las perífrasis porque decir que eres la razón que me levanta día a día se acerca más a la realidad que tu propio nombre. Y tras esta prosopografía que me desencadena paradojas de miocardio cuando estoy muerta en vida, entiendo por fin aquellos versos que un día provocaron este pleonasmo de escrituras escritas: ¿Qué es poesía, y tú me lo preguntas? Poesía eres tú.