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martes, 9 de febrero de 2010

In memoriam


Escribimos la palabra inmortalidad, tan anhelada y polémica como solo puede ser un término que salva la barrera de los mortales. Que si para estar vivo en muerte, primero tengo que morir en vida, prefiero vivir con la mayor cantidad de sangre posible corriendo por mis venas. Y con los míos, y con mi tierra; con todas esas cosas que merecen ser nombradas. Y con los cinco sentidos para hallar la belleza de este mundo que me rodea, aunque entre cuatro paredes me encuentre la muerte cuando llegue el momento. Y que importa si me muero, el ser humano es tan efímero que su existencia no merece ser nombrada. Así que aprovechando la vida, sería aquel que puede escribir Eternidad sin que le sobre rutina o le falte imaginación a la palabra. Porque las hizo sus aliadas, y si pasas página solo te encuentras más Perfección en la que recae todo su talento con la sílaba tónica. Y cuando las adversidades sean tan crueles que encierren mi espíritu –junto a mi cuerpo- en una celda, espero que sea tan literal como sea posible. Que en esas cárceles de cemento mi mente tiene carta blanca y sabe volar tan bien como al aire libre, aunque la inspiración se vista de negro y las bombas estallando no me permitan escuchar la respiración de la libertad. ¿Y el amor? Tierna doctrina que a través de los versos instruías aunque las estrofas tuvieran que atravesar el campo de batalla, jamás encontré alguna que perdiera cariño por el camino. ¿Y qué te depara el futuro? Futuro perfecto del verbo vivir era estar a su lado, y ni las más bellas palabras pudieron darle la vida que el destino le quitaba inexorablemente. Y así se apagaba la inmortalidad, goteando tinta aún caliente que nos dejaba un rastro de sentimientos que solo alguien como él lograba encerrar en algo tan humano como el papel. Frustrante impotencia al ver como se escapa entre espasmos y convulsiones aquel que modelaba la eternidad con una pluma; enfermiza mirada a una sociedad que no conocía el valor del arte, solo su precio e importe, con gastos de transporte aparte. Así que abandonado a su suerte se muere entre rimas que hicieron perpetua su efímera estancia en la Tierra.
Yo no anhelo ser inmortal, me basta con poder ser, como él, poeta. 

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Texto y dibujo "In memoriam" sobre Miguel Hernández para un trabajo del instituto. Pronto volverán las fluorescencias (:

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