Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

sábado, 6 de junio de 2009

No te quiero

Hoy te quiero, pero no tanto como ayer ni menos que mañana. Porque mañana no volveré a quererte. Hoy te quiero con tan poca seguridad que no apostaría ni mi maltrecho corazón por ti. Hoy te quiero mientras me derrumbo en la soledad del tiempo. Hoy te quiero aún a sabiendas de que tú no me quieres. Hoy te quiero tan lejos de mí como te sea posible. Hoy te quiero fuera de mi mente y prohibirte importunarme otra vez. Hoy solo quiero que dejes de prestarme atención y que me olvides por completo. Hoy te quiero como menos que un amigo. Hoy ni siquiera tengo ganas de ti. Me preguntaba cuánto tiempo necesitaba para olvidarte, sacarte del absurdo encaprichamiento en el que te he mantenido durante dos meses. Tenía la ligera sospecha de que las cosas acabarían como empezaron. Ahora solo quiero recuperar mi voz porque me he quedado muda de tanto vociferarme. El ruido de afuera era tan ensordecedor que necesité gritar para darme cuenta de lo poco que he significado para ti. Tan impotente me siento de haberme arrastrado que apenas logro entender cada uno de mis pasos. Dije una vez que no volvería a pasar por esto y solo tú reanimaste las cenizas para convertirlas en árboles de nuevo. Y yo paseaba en medio de aquel bosque con los ojos cerrados y deseando ser ciega para no ver que todo era una ilusión. No tenía más que ver a mí alrededor para contemplar el desolador paisaje que me sitiaba. Sin embargo fui tan cobarde que prefería ahogarme en mis propias mentiras antes que enfrentarme a la realidad. Por eso hoy te pido que no me quieras nunca. Que no vuelvas a mis sueños. Que te mantengas a una distancia que ni la amistad querría traspasar. No me merezco tenerte y soy consciente de ello. Hoy te quiero olvidar por última vez; tener tiempo de encontrar argumentos que me convenzan de que todavía sigo con vida y continuarla sin tu obsesión. ¿Realmente quiero eso? Puede que la afable agonía de haberte querido se hubiera convertido en mi droga exclusiva. Tal vez disfrute con los vuelcos a mi pequeño órgano vital cada vez que me rozas. Puede que no sea tan difícil convivir con esta ilusión. Puede que no quiera darme cuenta del daño que me está haciendo. Puede que me haya convertido en tu masoquista particular. Puede ser que hoy te quiera como nunca te quise, pero de poco servirá mentirme si cuando despierte tornaré a escribir:
Mañana no volveré a quererte

Enchufados a Ene